domingo, 28 de abril de 2013

NOS HEMOS TRASLADADO...

Estimados lectores: nuestro portal, Opinión a la Plaza, no seguirá funcionando en Blogger.com

Nos hemos trasladado a nuestra propia página web www.opinionalaplaza.com

Allí podrá encontrar todos los artículos publicados en este blog y los nuevos contenidos que ofrece Opinión a la Plaza. Los invitamos a participar de nuestra nueva etapa.

 www.opinionalaplaza.com


jueves, 10 de enero de 2013

EDITORIAL

El día que se fundó Opinión a la Plaza, llamándose entonces Plaza Republicana, sus pretensiones no iban más allá de registrar los puntos de vista de una conversación de bar. Pese a que no se esperaba, en poco tiempo concurrió al espacio un gran número de visitas. 

Desde ese momento ha habido grandes transformaciones: a menos de un año de haberse formado, el espacio comenzó a exigir un cambio de nombre, teniendo en cuenta que el anterior podía prestarse para la ambigüedad, en la medida en que podía llegarse a confundir con un espacio adherido a posiciones de partidos republicanos. En esos mismos tiempos Alejandro Arcila se unió al proyecto que había empezado Andrés Álvarez. No tardó en integrarse Julián Acosta al equipo de trabajo. La consolidación de un equipo de trabajo más grande permitía una mayor periodicidad en la publicación de artículos y esto a su vez acarreó un mayor número de visitas.

Ahora, a los dos años de creación del blog, éste ha exigido nuevas transformaciones con el fin de brindar mayor diversidad en los contenidos; así se planteó la necesidad de invitar a nuevos integrantes, crear nuevas secciones y modificar la plataforma. Es por eso que hoy comunicamos que este espacio tendrá un receso mientras se adelantan dichos proyectos.

Aprovechamos para dar la bienvenida al equipo de trabajo a los nuevos colaboradores que nos acompañarán en el camino que emprendemos: Sebastián Quintero, Marisol Gómez, Valeria Álvarez, Ricardo Ospina y Carolina Betancur son las personas que asumieron éste gran reto. Agradecemos su confianza y disposición para seguir construyendo esta obra, a ellos, y a todas las personas que en otros momentos se han animado a escribir para este espacio.

Damos las gracias también a los lectores que han acompañado con todo el entusiasmo y constancia éste proceso, que nos han leído, comentado y criticado siempre con tan buenas intenciones.

El Carmen de Viboral, Enero 10 de 2013

jueves, 3 de enero de 2013

DESPUÉS DE LA ALGARABÍA

Por Marisol Gómez Castaño
Puede ser un asunto de época el evidente desequilibrio emocional, es decir, el resultado de lo que genera un tiempo que por tradición se dedica a compartir con las personas queridas, pero que no necesariamente se cumple al pie de la costumbre. Es, y también es válido, un tiempo para vivir, compartir, conocer y aburrirse. Tiempo libre, al fin y al cabo.

Lo que queda después de estos días, y no lo digo por mí ni por mis cercanos solamente, sino por el montón de rostros que adivino a partir de la “intuición”… lo que queda, lo que veo, es una multitud de tristes, desencantados, inútiles e inmóviles, días en vano, depresión pos alcohol, billeteras débiles y espíritus frágiles (al menos se cumple con alguno de estos síntomas). Algunos, valientes, seguramente fijan sus esperanzas en el año que empieza, esperanzas que no serán de gran ayuda cuando el “año nuevo” esté acabando.

Para los tristes (o las tristes exactamente), para quienes quedan con el ánimo embolatado después de estos días, es que escribo este artículo. Las demás, bien pueden dejar de leer estas líneas, o leerlas y pensar que no es un asunto de ellas, que no les compete, incluso que no es la realidad: sí, puede ser una estupidez y en fin.

Confieso mi lamento por robarme un espacio como este hablando de “banalidades”, pero no quiero escribir sobre cualquier asunto actual menos pasajero; esto es lo que sucede a mi alrededor por estos días y mal haría en hablar de otras cosas. Además, aprovecho que me fue dada una total libertad para escribir, y que mencionando a este personaje -Héctor Abad Faciolince-, puedo causar un dolor de cabeza y herir la búsqueda e intelectualidad de un par de amigos que no lo aprecian nada… Bueno, debo decirlo, yo lo aprecio bastante.

Y para volver a esa situación debilitante, que puede o no ser producto de los días que siguen a la fiesta y la algarabía, al mismo tiempo que intento unirlo a la escritura de una casi mujer (Faciolince) desde la experiencia y el conocimiento que tiene de nosotras, aunque a veces se equivoque, mencionaré que recomiendo para las agotadas de espíritu el libro “Tratado de culinaria para mujeres tristes”, (los hombres ya debieron haber huido de aquí algunos párrafos antes).

Quizás no sea la escritura que recomendaría a las mujeres que tienen la razón tan “avanzada” que han dejado de lado el sentir –déjenme dudarlo-, pero celebro la manera jocosa en que estas líneas nos acercan a la tragedia femenina de todos los días, esta escritura nos infunde un ritual absurdo que no logra apaciguarnos ante el dolor, la culpa, la espera, la infidelidad, los días de ciclo lunar…

Simplemente, y para mí es suficiente, es una burla respetuosa frente a la desdicha. Está bien, no diré que es respetuosa, pero por lo menos acude a un humor negro que disfruto porque me lleva a la risa, a una risa inteligentemente absurda (a mi modo de ver).

Por si alguien tiene dudas, debo aclarar que no es ese tipo de escritura que a “muchos” salva o ayuda. Claro que no, de ser así, quizás lo hubiera descartado con solo saber ese macabro propósito. Se trata de literatura, sin pretenderme experta en el asunto, porque cumple los requisitos que le exijo a una obra literaria y finalmente, a cualquier obra de arte: que tengan la capacidad de involucrarme en lo que se narra, que me permitan identificarme con algún personaje, alguna acción o algunas líneas bien logradas y que, sin solucionarme la vida, me permita ahondar en lo que pasa y lleguen cuestionamientos vagamente inducidos. A una obra literaria, a esta para no salirme del plano elegido, le tengo respeto y aprecio por permitirme pasar las páginas al tiempo que pasaba apartes de vida (recuerdos, instantes y deseos de futuro) de muchas mujeres en diferentes momentos de sus vidas. El libro, como tal, tiene mi aprecio por ponerme trabas desde un lenguaje juguetón y por hacerme sonreír con lo casi ridículo de un “ritual” que se dicta a modo de receta culinaria (para que los hombres “machos” se terminen de excluir de su lectura, de una buena vez). 

jueves, 20 de diciembre de 2012

LA MEDIANOCHE DE LA HUMANIDAD

Por Julián Daniel Acosta G.
En la película The Watchmen (2009) plantean la metáfora de un reloj  que funciona como símbolo de la proximidad de la destrucción del mundo, de tal manera que, cuando el reloj marque la medianoche la autodestrucción de la raza humana y del mundo con ella, es inminente. De ante mano digo que esta alusión al fin del mundo no tiene relación con las teorías que en estos tiempos se proliferan como un virus, no; yo me refiero (y es quizá mi tema preferido y urgente) a la pérdida paulatina de aquellos valores inmanentes al concepto de humanidad, en mi artículo pasado La destrucción de lo humano desde la banalidad artística me referí, quizá dolorosamente, a la muerte del arte: la muerte de lo humano. Hoy me ocuparé de algo mucho más grave: El hombre olvidó la piedad, olvidó la armonía, la hermandad y sobre todo, olvidó coexistir.

Queridos lectores, es increíblemente irónico que mientras Estados Unidos celebra su triunfo en Miss Universo, igualmente moviliza tropas a Libia, que mientras se abren los diálogos de paz en Colombia, las selvas se hastían del olor a sangre, que en El Carmen de Viboral, se colmen las plazas mientras nos engullirnos nuestros sueldos de hambre, mientras las autoridades despojan a un humilde campesino de su mercancía por el hecho de no tener permiso para vender en espacio público ¡que don Bernardo Javier Gaviria Botero se muera de hambre mientras no engorde las arcas de la tesorería municipal! ¿Dónde  habrá quedado aquello de servidores del pueblo? Bueno, ellos sabrán. «Panem et circenses» ¡Cuánta razón tuviste Juvenal!

En la época que nos toco vivir, distraer a las masas es mucho más sencillo que hace mil años donde la educación era más escasa; y no solo eso, cuando nos damos cuenta de lo que es la realidad social del mundo, de nuestro país, no nos importa desde que no tenga que ver con nosotros ¿Cómo se explica eso? Desde mi punto de vista, la naturaleza humana es invariable, es la misma de siempre y para siempre, radica principalmente en el egoísmo: a los seres humanos únicamente nos importa lo que concierne a el individuo. Lo importante entonces es expandir aquello que es importante para el individuo, la respuesta entonces es la educación, la sensibilización, el conocimiento del mundo y de la humanidad en él como un organismo: si falla mi vecino, estoy fallando yo mismo. ¡Mierda! Eso jamás va a pasar, porque los pocos que se toman el tiempo para pensar en la sociedad desde una perspectiva filosófica coinciden en la imposibilidad de la salvación de la raza humana, en que es mejor apagar esto: pesimismo absoluto y lo peor, desencantado: poco poético (pueden vincularme a estos pesimistas) y los pensadores que logran asir una solución son tachados de optimistas. Lo que en el mundo seudointelectual de la postmodernidad, es ser estúpido: herencia de Marx.

No he sido del todo sincero, es obvio que las reiterativas alusiones al fin del mundo han influido en mí para escribir estas páginas. Y la verdad es que sí, los rumores han logrado asustarme y no precisamente porque sea un místico ni un esotérico ni un creyente de esas cosas (sin desmeritar a quienes sí lo hacen) sino por otras dos razones: la primera, la he conjurado con verosimilitud, es un pensamiento lógico, pero la segunda es una ficción pero que quizá refleja con mayor claridad (como todas las ficciones) el hondo abismo del ser humano.

La primera razón que suscita mi alarma en el asunto del fin del mundo, es que este puntico azul de la vía láctea está atestado de psicópatas con armas de destrucción masiva (Químicas, Biológicas y Nucleares) producidas a escala con la única intención de propiciar la doctrina del miedo. Lo preocupante es que los susodichos, no escatimarían en dificultades para hacer uso de sus armas con el fin de que coincida con la fecha de los mayas y así iniciar el cataclismo de Damocles del que nos habló García Márquez, “destruir occidente en la fecha propagandística creada por occidente” dirán algunos, no sé.

La segunda razón es casi un ejercicio literario con la cual pienso concluir estas páginas, pero no sin antes exhortarlos, como diría Cicerón, a obviamente no contradecir su propio egoísmo, porque está en su naturaleza, pero sí a añadir al otro a lo que concierne a ustedes, a entender mínimo, su comunidad como un organismo, recuerden los versos de Whitman:
¡Oh, mi yo! ¡oh, vida!
de sus preguntas que vuelven,
Del desfile interminable de los desleales,
de las ciudades llenas de necios,
De mí mismo,
que me reprocho siempre (pues,
¿quién es más necio que yo, ni más desleal?),
De los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos
despreciables, de la lucha siempre renovada,
De lo malos resultados de todo, de las multitudes
afanosas y sórdidas que me rodean,

De los años vacíos e inútiles de los demás, yo
entrelazado con los demás,
La pregunta, ¡Oh, mi yo!, la pregunta triste que
vuelve - ¿qué de bueno hay en medio de estas
cosas, Oh, mi yo, Oh, vida ?
Respuesta
Que estás aquí - que existe la vida y la identidad,
Que prosigue el poderoso drama, y que
puedes contribuir con un verso.
Segunda razón de mi alarma: he pensado que la fecha del veintiuno de diciembre del dos mil doce no es otra cosa que una metáfora de lo que paulatinamente se ha venido presentando, que la humanidad se ha degenerando y no tiene otro paso lógico que la autodestrucción, que ya el hombre ha mandado al quinto infierno aquello que lo hace hombre,  ya no hay nada que importe para la construcción de lo humano, que como en el reloj de The Watchmen nos estamos acercando con nuestros propios pies, por fin y para siempre a la medianoche de la humanidad: que si Dios no existe hay que temer de no tener barrera para el desaforado y oscuro corazón humano, que si Dios existe será tan cruel de no hacer nada mientras miramos suplicantes al cielo, gritando –sálvanos- postrados de rodillas y con las manos manchadas de sangre y tierra, Él nos dirá: -no. Como dije es solo una ficción pero intenta revelar lo que para mí es la mentalidad humana ¡el que tira la piedra y esconde la mano! Y quizá no habrá cataclismo ¿pero qué importa ya si estamos olvidando ser humanos? 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

iRELIGION

Por Alejandro Arcila Jiménez
En algún momento de la humanidad los fenómenos naturales más simples sorprendían tanto a la gente que al final se le otorgaban connotaciones sobrenaturales y mágicas, una gran tormenta, un terremoto o un incendio eran asuntos de tal magnitud que no podían ser obra sino de seres superiores. Así fue que surgieron las primeras religiones y los primeros dioses, dioses que a la par con la evolución de la humanidad han evolucionado también, pasando de ser vengadores a dioses amorosos y de ahí a manzanas mordidas.


La humanidad no sólo no ha perdido su capacidad de asombro, sino que al contrario esa capacidad se ha desarrollado enormemente, los grandes fenómenos, que ya están completamente explicados y entendidos no sorprenden a nadie ya, sin embargo las más grandes nimiedades nos llevan como especie al éxtasis enfermizo y de la misma manera como las explicaciones diferentes a los grandes fenómenos en la antigüedad generaron disputas, las diferencias sobre las cosas más absurdas en la actualidad generan una peligrosa pasión desenfrenada por defender a capa y espada estos asuntos, que de lejos son necesariamente intrascendentes y que, como en la antigüedad los dioses, no tienen asiento en la realidad sino en una enfermiza especulación de perfección y desarrollo. No hablo de otra cosa diferente a la iReligion, a la pasión desenfrenada por Apple.

Yo me declaro panteísta como lo hizo Einstein, aunque todos sabrán que mi panteísmo al igual que el de Einstein no es más que un ateísmo disimulado; y como ateo disimulado no puedo sino ser parco frente a cualquier pasión desenfrenada, soy ateo frente a Apple también y digo ateo porque la iReligion funciona tal cual el cristianismo, el judaísmo o el islamismo, no deja de ser una enajenación basada en supersticiones muchas veces y otras veces en falta de información, y no podemos decir que los productos de Apple sean productos de mala calidad, todo lo contrario, sin embargo alrededor de ellos se ha generado tal suerte de fanatismo que es imposible convencer a un adepto de Apple de que su empresa no se ha inventado todo, no es capaz de todo y no es la única, no sé si encuentran la semejanza pero yo si: es exactamente igual que tratar de convencer a un cristiano de que su dios no se inventó el mundo, de que su dios no es todopoderoso y de que su dios no es el único, eventualmente la diferencia entre la iReligion y las Religiones antiguas será que mientras en las segundas la existencia de su dios y sus súperpoderes son meras especulaciones, en la primera la existencia de su dios es cierta, pero los súperpoderes que se le atribuyen son en realidad meras fantasías publicitarias.

Por ejemplo recordar un asunto como las pantallas táctiles, que Sony usó por primera vez en 1983 y que fueron inventadas en el 71, o los touchpads de los que tanto hablan los fanáticos que fueron desarrollados y puestos en un PC por primera vez por la compañía Apollo Computer Inc. En 1982, y que fueron mejorados por la empresa Psion e introducidos por Cirque Computes, quien permitió que fueran usados por Apple en sus equipos sólo hasta 1994 cuando pudieron adquirir la licencia. Y el famoso multitouch del que se vanaglorian los fervientes religiosos que fue introducido por IBM e inventado por sus ingenieros y no por los de Apple como juran algunos, IBM ya en los 80 contaba con la tecnología capacitiva que permitía el multitouch mientras que Apple sólo pudo adquirir la licencia en 2005 y usarla por primera vez en el iPhone que salió en el 2007.

Sin embargo, y a pesar de todos los datos, tratar de convencer a los usuarios Apple, tan enajenados como están, de que sus productos no son “superiores” como ellos piensan y que su empresa fabricante no es la todopoderosa creadora de toda la tecnología de avanzada existente en el planeta, es tan inútil como tratar de convencer a un Judío Sionista de que su dios no existe o de que ellos no son “superiores” a los musulmanes o a los cristianos como piensan.

Y lo decía más arriba y lo sostengo, no se puede decir que los productos Apple son de mala calidad, todo lo contrario, son productos con excelentes especificaciones y un gran rendimiento, pero de ahí a decir que la tecnología que Apple ha desarrollado es la única y mejor hay un gran abismo.  Sin duda alguna en lo que si tiene la delantera Apple y seguirá teniéndola por mucho tiempo es en la forma en que hace márquetin y justo en ese punto es en el que radica su éxito, por un lado, y por otro lado la enajenación de los fervientes creyentes de la iReligion. Y es muy sencillo, es que Apple no te vende un MacBook con buenas especificaciones, Apple te vende exclusividad, a ti y a sus otros millones de compradores en el mundo, cosa que a pesar de resultar contradictoria, como algunos pasajes del Corán, no es percibida por sus usuarios alrededor del planeta, como no pueden los creyentes en el Corán percibir la contradicción en su libro.

Otra cosa en la que lleva la delantera y la seguirá llevando por muchos años es la capacidad de privatización del desarrollo, la cantidad asombrosa de pantentes que registra Apple cada año no se compadece con la cantidad de “desarrollo tecnológico” real; patentar un rectángulo, un botón con un cuadro en el centro o una proporción, son, además de absurdas, peligrosas estrategias publicitarias, que degeneran en un extravagante dominio y monopolio del mercado que resulta contraproducente, sobre todo para los mismos usuarios de Apple. Así que Apple no te vende un iPhone, te vende la seguridad de que Samsung no sacará un equipo similar, porque ha cerrado la posibilidad patentando el rectángulo de puntas redondeadas y el botón del centro.

Apple no te vende sólo un iPad, te vende estatus; y no sólo cobrándote sumas elevadas de dinero por acceder a tecnología que en otras marcas rodea la mitad de precio, sino también obligándote a comprar accesorios que sólo le funcionan a tu equipo marca Apple y no a ningún otro aparato, contradiciendo la lógica internacional de unificación, que han acatado casi todas las empresas productoras de tecnología con el fin de proteger el medio ambiente, Apple te vende estatus a costa del planeta, porque mientras que un cargador tradicional te sirve para cargar tu cámara Sony, tu celular Samsung, tu Tablet Kindle y accesorios como reproductores de música sin marca o con marca desconocida, el cargador de tu iPad, sólo te servirá para tus productos Apple.

Apple te ha vendido una religión, una peligrosa identidad, una exclusividad enfermiza y te la ha vendido a ti y a los miles de millones de usuarios Apple. Y lo triste de la iReligión es precisamente su diferencia sustancial con otras religiones, la iReligion contrario a lo que sucede con las demás religiones no ha enajenado a los más ignorantes, sino, justamente, a la gente que suponíamos más inteligente.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

LOS PATRIOTEROS

Por Andrés Álvarez Arboleda
Yo no creo que lo más grave haya sido, para los colombianos, perder los derechos marítimos que la Corte Internacional de Justicia entregó a Nicaragua: lo que sí me parece verdaderamente grave es que entre todo ese sentimiento de patriotismo fantoche y de nacionalismo vergonzante, nos estén invitando a perder los escrúpulos. Y no es que los colombianos seamos por naturaleza escrupulosos en el sentido más técnico de la palabra, es decir, que nos detengamos a pensar sobre la corrección o justicia de nuestros actos; pero las posiciones que han aparecido en contra del fallo de la Haya están rayando en la barbarie.

El uribismo fue el primero en darse golpes de pecho y entregarse con más ahínco a la tarea de agitar a las masas, con su tono típicamente populista, clamando por que se desacate la decisión de una corte a cuya jurisdicción se sometió Colombia en virtud de una serie de instrumentos de derecho internacional concebidos para erradicar, o por lo menos para restringir definitivamente, la guerra como mecanismo de solución de conflictos. Este llamado a defender la soberanía colombiana sobre el mar hasta las últimas consecuencias es una exhortación a las vías de hecho, a asumir, si es necesario, la acción bélica que con la suscripción de dichos tratados y la creación de organismos como la Corte Internacional de Justicia se quería prevenir. Y la guerra, como lo he sostenido en varios de mis artículos, nunca da la razón a quien tiene los mejores argumentos sino al que se encuentra en mejores condiciones de aniquilar al otro.

Por supuesto, no me sorprende que este grupo sea el que más asiduamente proponga el desacato del fallo: al fin y al cabo, todo su proyecto político está asentado en un discurso militarista de la seguridad y el orden público. Pero aún hay una razón que pesa más para que hayan asumido tal posición. En el resultado del fallo, encontraron la coyuntura perfecta para cohesionar el pensamiento de gran cantidad de personas bajo sus idearios políticos valiéndose de la exaltación de sentimientos de grupo como el nacionalismo. No desaprovecharon la ocasión de salir a marchar y asumir la pose de “adalides del patriotismo” que les diera la autoridad de señalar al Gobierno de insubordinado e incompetente en salvaguardar las pretensiones, por cierto mesiánicas, de “continuar el camino” y salvar al país de la “hecatombe”.

En esta estrategia no hay nada de nuevo. A lo largo de la historia, la forma más efectiva de manipular a la gente de un país para que se adhiera a un objetivo determinado ha sido apelar a asuntos sensibles que despierten los sentimientos de masa: cuántas guerras internacionales y cuántos enemigos comunes se han inventado para que funcionen como cortinas de humo y como forma de cohesionar una nación. El ejemplo más claro nos lo dio la historia cuando Hitler, para conseguir alinear a casi toda la población alemana bajo su proyecto, presentó a la raza judía como el enemigo común. ¿Será que en el levantamiento contra la “injusticia” del tribunal o en una pugna contra Nicaragua encontraron esa causa común que logre alinear a la “nación colombiana”(en las urnas)?

Debo decir que me asombró fue la rapidez de estos “adalides del patriotismo” para calificar el fallo de ridículo, arbitrario y antijurídico cuando ni siquiera todo el equipo de expertos designado por el Gobierno lo ha terminado de estudiar. A mí esto no me deja de oler al más descarado de los oportunismos, al oportunismo patriotero. 

En todo caso, desacatar el fallo no es una opción sensata. Que se comience a aceptar la práctica de atender las decisiones jurídicos del sistema internacional sólo en la medida en que sean beneficiosas, sería un retroceso de inmensas proporciones en la meta de llegar por vías civilizadas a la resolución de los desacuerdos y se terminaría de imponer la ley del más fuerte. Es cierto que hay una gran lista de Estados que han desconocido los fallos y la jurisdicción de distintos órganos como la Corte Internacional de Justicia, pero esta razón no confiere ninguna validez para que el Gobierno haga lo mismo. Todo lo contrario: muchos de esos países infractores, mírese el caso de Estados Unidos o Israel, son tristemente célebres por su brutalidad y doble moral en los temas internacionales. Además, yo no creo que la misma disposición de incumplir el fallo, por injusto que fuera, la mantendríamos si el litigio no se hubiera desarrollado contra un país pequeño como Nicaragua sino contra un Estado en posición de superioridad armamentística y militar como China o Reino Unido.

Ya fue suficientemente vergonzosa la decisión del Gobierno de retirarse del Pacto de Bogotá, como dijo el columnista Antonio Caballero, Colombia con esta acción demostró sus modales de “matón de barrio” cuando ya la leche estaba derramada. También me uno a la voz de Alejandro Arcila al preguntarse qué legitimidad puede tener un Estado para someter a los ciudadanos a su sistema de justicia cuando él mismo se niega a aceptar las decisiones jurídicas que lo vinculan.

lunes, 26 de noviembre de 2012

LA DESTRUCCIÓN DE LO HUMANO DESDE LA BANALIDAD ARTÍSTICA

Por Julián Daniel Acosta.
La única diferencia realmente perceptible entre los seres humanos y los animales es la capacidad de la ficción, de la prolongación de la realidad: de elaborar arte. Sé que muchos detractores seudocientíficos sentirán su ego herido cuando noten que no he mencionado a la ciencia como expresión distintiva del hombre ¡no tengan un choque anafiláctico con mis palabras! Sí, la ciencia entra en lo característico del hombre puesto que es un acumulado de técnicas que se han vuelto reflexivas, sistemáticas y necesarias, es decir: una techné. Lo cierto es que algo se torna reflexivo  sólo a través  del lenguaje, llevándonos a entender la ciencia como un producto del mismo bajo una intención denotativa-nominativa, lo cual no es de mi interés hoy pues me centraré en una de las expresiones meta-lingüísticas. Además de esto, aunque la mayoría concuerdan en que un humano se hace tal sólo por  el lenguaje, yo creo que en realidad es por la capacidad meta-lingüística, es decir, la reflexión sobre el lenguaje mismo, la reflexión sobre lo denotativo (cargándolo de diversos sentidos al punto de tornarlo connotativo) y la creación a partir del lenguaje (ficción); esto último se vuelve interesante si entendemos que el lenguaje es la capacidad de representarse el mundo; y por ello una creación con el lenguaje, (es decir, todo aquello que es ajeno a lo denotativo) no es otra cosa que una prolongación de la realidad, ficción.

Por lo anterior, noto que la creación con el lenguaje, aquel procedimiento que se opone a lo meramente nominativo para crear sentidos múltiples a través de asociaciones mentales, sí es una característica netamente humana; y si mi intuición no me falla, este concepto de creación del lenguaje es la esencia de lo que se define como expresión artística.

Pero bueno, ¿a qué viene todo este cuento? ¿Qué importancia tiene que a un güevón (yo) le dé por definir lo humano desde la expresión artística y entender el arte como una capacidad meta-lingüística exclusiva del ser humano? Pues muy sencillo mi querido lector, los anteriores párrafos exponen una teoría que tengo, ahora, a esa teoría le añado un factor un poco más idealista, quizá renacentista, pero desde mi punto de vista enteramente verdadero, es el siguiente: el arte, como expresión humana sublime debe llevar al individuo a descubrir en sí mismo relaciones entre el hombre y el universo, el arte debe cargar el espíritu de conocimiento metafísico, sensorial: de sentimientos imposibles en el imaginario colectivo (realidad) de verdades imposibles en la realidad física, de otros entendimientos. Es decir, el arte es el único elemento que puede potencializar a un hombre, que en efecto nos hace la vida vivible y apreciable: claro, la ciencia nos mantiene el cuerpo y lo estrictamente físico (y obvio, algunos constituyentes metafísicos) pero el arte nos mantiene el espíritu y no hay humano sin espíritu, evidentemente tampoco sin cuerpo, pero como ya he referido, son estos elementos meta-lingüísticos lo que nos distinguen de los de demás seres y por ende más esenciales en la definición de lo humano. ¿Entonces, qué pasaría si las llamadas expresiones artísticas no cumplen las funciones que acabo de mencionar? Eso significa varias cosas:1) que inevitablemente estás en el siglo XXI 2) Que la homogenización de los ideales a alcanzar por el hombre (felicidad, buen puesto social, reconocimiento, productividad laboral) ha reducido sustancialmente el criterio humano, es decir, la conservación de la heterogeneidad. 3) Que por consecuencia de alcanzar los ideales de (2) el intelecto del ser humano del común rechaza complejidades que les demande tiempo entender, produciendo que vean cine vacío, escuchen música estúpida y lean a Coelho ¡cómo puede existir un tipo tan mediocre que diga que el Ulysses de Joyce le hizo un daño a la literatura, tiene que estar mal del cerebro, no mentiras, cuál cerebro: redactor de quinta, a usted no se le puede decir escritor, destructor de la literatura, castrador de las mentes, feo, estafador, fantoche, seudo-intelectual, engreído, matasanos corruptor de inteligencias, asesino de la ficción, asesino de la literatura, tartufo, cretino, incoherente, ilógico, poco riguroso, y para que quede claro hijueputa y dos mil quinientas punto cinco veces hijueputa!

Ahora, después de haber mandado al carajo mi hilo argumental, desahogando mi dolor contra ese tipejo de cuyo nombre no quiero acordarme (lo único que le falta al malparido es hablar mal del Quijote, que yo sepa…) volvamos al redil: si las expresiones artísticas no cumplen las funciones que he mencionado anteriormente significa que ha dejado de ser esencialmente arte para ser convencionalmente arte. Es decir, que ha dejado de crear conocimiento, de crear universos de sentido, sensibilidades que proyecten lo humano a realidades imposibles pero si verosímiles, que son  únicamente aprehensibles a través de la ficción. Y ha dejado de crear "maravilla, genialidad" para ser simplemente un producto genérico, denominado arte porque es producido por un medio artístico ¡pero olvídense de eso, no porque escriban hacen literatura, no porque canten hacen música, no porque se mueven hacen danza, no porque actúen hacen arte dramático! Y lo peor, lo más grave, es que si tenemos  vigente la definición de lo humano que he planteado desde un comienzo, significa que si el arte en lugar de ayudar a proyectar el espíritu, lo estanca y lo empobrece, eso nos lleva sólo a una cosa: nuestra capacidad meta-lingüística, en tanto creación con el lenguaje, se está volviendo superflua por lo que nuestra humanidad también sigue ese mismo rumbo: sí señores, tan simple como eso, que el arte se vuelva mediocre no es otra cosa que la muestra palpable de que la humanidad también se está volviendo insoportablemente anodina, ejemplos: 1) Justin Bieber: quien es escuchado por decenas de millones, únicamente porque esas decenas de millones son ratas de laboratorio que cayeron en la trampa del marketing, el tonto ese no canta, no baila, es nada: se dejaron vender la figurita bonita, entonces todo lo que venga de él es bonito… pero ¿saben cómo hicieron eso? Les homogeneizaron hasta los gustos sexuales… 2) Gagnam Style: No tengo la menor idea de cómo se llama el grotesco de mal gusto que hace esta canción ni me importa, lo trascendente es notar cómo un tipo que no tiene una búsqueda artística, en los términos que he definido, logra atraer una suma cantidad de seguidores por hacer el absurdo, inigualable e insuperable ridículo, ¿habrá alguien que pueda sentir algún tipo de atracción amorosa, algún respeto, admiración o simpatía por este bufón de los malos? si hay algo que produce el arte es admiración por quienes lo hacen o al menos lo intentan, ese es un signo sumamente efectivo para ver quien hace arte: la admiración mas no el exotismo: un verdadero escritor no tiene seguidores, tiene lectores, un verdadero cantante no tiene fans, tiene escuchas, un verdadero actor no tiene club, tiene espectadores, y un verdadero pintor, al contario, le faltan orejas (pequeño chiste Van Goghiano). Son dos cosas lo que más me indigna del autor de Gagnam Style: 1) proviene de una de las culturas más críticas al mercantilismo occidental y que promueve en gran cantidad el arte como expresión espiritual, la cultura oriental. 2) que probablemente sea así de tonto y de vulgar intencionalmente, lo que es un insulto para nosotros los occidentales, en especial para sus seguidores: claro que dirá el malparido traducido al paisa “los occidentales son así de superfluos, eso es lo que les gusta a ellos, eso es lo que me va dar plata” ¡él vive de cuenta de la estupidez y banalidad de millones de seudo-personas! 

Y tengo más ejemplos: el caricaturesco reguetón, la extravagante de Gaga que no vende música sino escandalosamente bulla, del Walter Riso que sólo deberá producir risas en la comunidad literaria ¡le deshojaron las neuronas! Hay muchos ejemplos pero una única verdad: nos lo merecemos, cada sociedad se merece la calidad de arte que le es ofrecida, porque la sociedad es quien la acepta y en últimas quien la exige con su mediocre capacidad meta-lingüística; sí nos merecemos que cada que canta un tipo de estos, cada que alguien lee el alquimista, nos hagamos menos humanos. Nos merecemos que nos estén robando el único mundo que es realmente nuestro: la ficción, el símbolo, la imagen: el desnudo semántico, nos merecemos que nos vuelvan máquinas, nos merecemos que nos claven la realidad, que nos hagan animales sin proyección estética ni espiritual: nos merecemos que no seamos ya más que un mazacote de carne mediocre.